Campeonato atípico si los hay, ganado por un equipo que a esta altura es un clásico. Esta vez la eterna puja entre millonarios y xeneizes no pudo llegar hasta instancias decisivas, porque el club de la banda se bajó del trencito de los animadores mucho tiempo antes. Sumamente loable la guapeada de San Lorenzo, aguantando casi hasta el final con un plantel con más sabor a cantera que a club grande. Válido el tímido asomo de los rosarinos, Quilmes y Banfield, que mantuvieron vivo el sueño de que un día el título lo disputen los más chicos.
Sin embargo, Boca desde la primera fecha se mostró mucho más sólido y regular que el resto. A la estructura firme como el mármol de su plantel se le sumó la performance individual de jugadores como Rolando Schiavi, Carlos Tevez o Sebastián Battaglia, que desplegaron un nivel superlativo hasta convertirse en auténticos cimientos de la conquista azul y oro.
Pero definitivamente la gran diferencia que hubo entre el equipo de Carlos Bianchi y los demás fue que los de la ribera empezaron el Apertura con una base estamentada, sabiendo a que jugar, mientras conjuntos como Banfield, Quilmes o Rosario Central fueron descubriendo su identidad futbolística con el correr de las fechas. Demasiada ventaja para una competencia que de por sí ya se encuentra a favor de los más grandes del país.
Un campeonato atípico si los hay hasta en el festejo. Porque si bien el pueblo xeneize convirtió a la primavera argentina en carnaval, en las calles, la tribuna y los cafés se percibió una sensación de que en realidad el trofeo más grande ansiado aún no ha llegado. El compromiso frente al Milán por la Copa Intercontinental, a disputarse el 14 de diciembre, genera en la gente miedos y preocupaciones por igual. Basta con preguntarle al más fanático de los colores de Boca si cambiaría el triunfo en el último superclásico y el Apertura 2003 por ganarle la final a los italianos para darse cuenta que, a fin de cuentas, el festejo total puede no llegar este año...
Por último, queda por destacar la vigencia ganadora de Carlos Bianchi y su grupo de trabajo. Producto de horas y horas de jornadas laborales colmadas de profesionalismo o comunicaciones telefónicas via-celular con algúna deidad, basta con que el Virrey tome las riendas de un club importante para que se ponga en marcha el proceso gradual de la obtención de un título. Nada más y nada menos que catorce vueltas olímpicas en su haber, sumando su pasado fortinero y su presente en Boca.
Felicitaciones a toda la mitad más uno, a los jugadores y al cuerpo técnico. Felicitaciones y suerte, porque todo hincha sabe bien que la alegría del año tiene fecha y lugar, y en tan sólo noventa minutos puede pasar a ser la mayor desazón del ciclo.
(Nota correspondiente a la semana del último paro en el fútbol que por razones digitales que solo Blogger conoce, nunca fue publicada en este Weblog)
Una feroz realidad
¿Qué le hace una mancha más al tigre? Una frase hecha que se ha escuchado mucho en los últimos tiempos desde que empezó la angustiosa moda de la violencia en las canchas y su consiguiente paro del fútbol. Haciendo un análisis un poco más profundo de la cuestión es posible llegar a la conclusión de que efectivamente una mancha más al tigre le hace, y mucho. Y los efectos no son nada positivos.
Sin entrar en abrumadoras explicaciones biológicas que poco están relacionadas con el deporte o la intemperancia social, este singular felino –que puede vivir tanto en nevados bosques como en áridas sábanas– posee un pelaje muy llamativo de color anaranjado surcado por rayas negras paralelas que van desde el hocico hasta la cola. La finalidad primaria de la peculiar coloración del manto es la ventaja fundamental del camuflaje. El hermoso collage de contrastes entre el naranja y el negro le brinda la posibilidad de pasar casi inadvertido hasta estar muy cerca de su presa, así sea en la estepa africana o en algún frondoso bosque bengalí. El mimetismo debe ser perfecto por naturaleza, ya que de distorsionarse se acabaría el artilugio de caza.
La realidad es que si se le agregaran más manchas al tigre que con las que cuenta por origen, se lo condenaría al depredador a un fracaso tras otro en la búsqueda de su ración para vivir. Dado que al adulterar su elegante manta de pelos con más y más manchas, quedaría un burdo tapizado impresionista más relacionado con los museos de Francia que con el feroz acontecer diario en la vorágine de la salvajez. Resultaría tragicómico presenciar la tentativa de un acercamiento sigiloso de un cuadro de Monet en tonos naranjinegros hacia un sonriente y más que avivado cebú macho. No está de más aclarar que la carencia de alimentos derivaría, inobjetablemente, en la muerte y la extinción de la especie.
En este sentido, una mancha más al fútbol también puede llegar a tener consecuencias nefastas. Porque por naturaleza este deporte no nació manchado. Se gestó puro, sin imperfecciones. Con el pelaje verde de la libertad y con la única finalidad de mimetizarse con la gente, hasta formar una relación tan intrínseca como fervorosa.
Hoy lamentablemente los violentos han empleado al fútbol como camuflaje para arrimarse a sus víctimas, los genuinos e inocentes amantes del tablón y de los colores de una camiseta. Hoy, tristemente, el alguna vez elegante estampado del fútbol ha sido surcado por manchas color rojo sangre, que lo sitúan al borde de la extinción ya que su gente no quiere alimentarse más de él, por temor.
Por último, tal como ocurre con las huellas dactilares de los hombres, cada tigre posee un manto único, que lo difiere de los demás de su especie... que triste que el pelaje de nuestro fútbol, el que lo diferencia del resto, este surcado por tantas manchas que por naturaleza no deberían estar.
Imposible no narrar hoy una leyenda épica que deambula ante los ojos de todos el mundo. El mito de un gigante inmenso entre gigantes enormes, quién poco a poco fue tornando la suerte y el destino a su favor, con la fuerza de su titánico corazón. Proveniente de las desconocidas tierras australes bahienses, el gigante llegó al norte con nada más que un bolso cargado de sueños, esperanzas y una dura misión: demostrar a todos que no existen límites para el talento, aunque tuviera que pelear contra el pasado y el mismo caprichoso presente de la historia.
Al principio no fue nada fácil. El resto de los colosos se encargaron de demostrarle, con métodos poco ortodoxos, lo duro que serían las cosas allí. Para peor, la herida de su pierna, producto de anteriores misiones -cumplidas todas con éxito- parecía que jamás sanaría. Sin embargo, abrazado a su impetú meridional, ese que explota desmesuradamente cuando las circunstancias se tornan demasiado adversas, fue dando vuelta la balanza del destino. Gradualmente, fue tornando los comentarios indiferentes por frases de apoyo y felicitaciones de todas las regiones aledañas. Pasó de ser apenas una parte de un todo, a un pilar fundamental y decisivo. Por sobretodo, su mayor virtud fue jamás perderse en las alturas cuando estuvo cerca de las nubes y su tentadora oferta de falso cielo.
Suficientes méritos para este mortal como para convertirse en leyenda, forjando su propia historia donde nadie jamás estuvo. Suficientes méritos para consagrarse campeón. Y suficientes méritos para hacerse inmenso entre gigantes, demostrando una vez más, que el sur también existe, y de que manera.
:: El Perro 5:01 p. m. [+] ::
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:: 13.6.03 ::
El recambio esperado
Como dos niños ofendidos entre si, la selección nacional
y su público atraviezan una crisis en su fervorosa relación. Se miran de reojo, levantan el hombro y se sacan la lengua ante una realidad que los afecta a ambos.
Para la gente, fue demasiada la decepción sufrida en el último mundial. Por su parte, la celeste y blanca no le perdona la falta de comprensión, el haberse olvidado tan rapidamente de más de tres años de alegrías, estadios llenos y los éxitos obtenidos en cualquier cancha del mundo contra las grandes potencias.
Hasta hace muy poco, el vínculo equipo-hinchada estaba totalmente deshecho, acentuado por el ardor implacable de la herida abierta. Cada presentación posterior al fracaso despertó el interés que el ballet provoca en el fanático del tablón. Los compromisos, para peor, fueron encarados con las mismas caras y los mismos nombres co-autores de la gran tragedia oriental. La falta de atención y el desinterés no se hicieron esperar, y la selección jugó al fútbol todo ese tiempo en compañía de su triste soledad.
Sin embargo, un haz de luz rasgó la oscuridad del particular presente en esta intrínseca unión. Antes de partir hacia su actual gira por oriente, muchas de las cartas cambiaron, y el grupo se conformó con flamantes nuevos miembros. La mayoría de los titulares del plantel en este tour asiático son cracks en plena etapa de gestación, con hambre de gloria en sus venas y destino de selección desde el momento que tocaron una pelota. Los nombres invitan a soñar a gran escala: Pablo Aimar, Javier Saviola, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Bernardo Romeo y una riquísima lista de integrantes cuyo techo parece tener altura de dimensiones germánicas.
Así, repentinamente, los niños disgustados recordaron que más allá de las alegrías y las tristezas, están amorosamente hermandados por una fuerza sobrenatural como el fútbol. Y cambiaron miradas soslayantes por vistazos de esperanza e ilusión. No sólo porque este equipo se está haciendo desear desde hace mucho tiempo, sino porque su público y la celeste y blanca, al unísono, tienen ganas de volver a sentir como antes; como siempre.
:: El Perro 2:04 a. m. [+] ::
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:: 2.5.03 ::
Empapados en desolación
El cuadro resulta un tanto confuso. A simple vista, los sentidos se ven engañados por una ilusoria trasplación de puntos cardinales. Como una triste Venecia criolla, la provincia de Santa Fé atravieza hoy la más profunda catástrofe de su historia. Más de veintinueve mil personas ya han sido evacuados y otras cuarenta mil esperan -o desesperan- por conocer si su destino también sucumbira bajo las aguas. Tristemente, la correntada también se ha cobrado la vida de catorce seres humanos.
Lo que antes eran calles y avenidas, ahora son arroyos y ríos. Lo que antes eran automóviles y autobuses, ahora son botes y canoas... lo que antes era una ciudad, hoy es una Atlántida sumergida en la tristeza de un diluvio sin precedentes.
Hace poco más de un mes, Santa Fé tuvo un pequeño adelanto de lo que podía llegar a suceder en caso de que el fenómeno de El Niño volviera a sus travesuras. Tras unas intensa lluvia, la cuenca del Rio Salado se vio desbordada, lo que provocó una semi-innudación que no pasó a mayores porque la naturaleza no lo quiso así. En aquella oportunidad, habitantes y funcionarios hicieron oídos sordos de la situación al tiempo que optaron por la inactividad. Y tal como ha sucedido siempre a lo largo de la
historia, tuvo que darse un desastre de semejante magnitud para que la gente,la gendarmería, las autoridades y las asociaciones solidarias, tomen cartas en el asunto y asuman su rol en el problema.
A los tumbos, con muestras claras de una alarmante inexperiencia, poco a poco se fue proveyendo a algunos evacuados de abrigo, alimentos y un albergue hasta que el agua se vaya. Sin embargo todavía hay demasiada gente necesitando elementos básicos para la subsistencia. Muchos de los centros de refugio carecen de servicios elementales como la luz o el gas y no cuentan con la cantidad de colchones suficientes para que dormiten todos los damnificados. La bronca, la confusión y la desazón se mezclan en una incesante cadena de llantos, protestas y desmanes que pretende amortizar un poco el dolor de haberlo perdido todo, menos la vida.
El esfuerzo por revertir una situación humanamente alarmante es loable, pero...¿por qué siempre el espíritu de hermandad surge cuando la tragedia ya ha sobrevenido? Los funcionarios justificaron su inoperancia diciendo que nada se podía hacer ante la brutalidad de una natureleza que no tuvo piedad. Es cierto, nada ni nadie puede contrarrestar los factores clímaticos, pero si se puede prevenir, conciensar. Generar puestos destinados al hospedaje de miles de despojados, que cuenten con garantías primodriales de protección y cuidado.
Los antecedentes marcan una tendecia triste y desalentadora. Ésta no es -ni será- la última innundación en el país, y las cosas se están dando de la misma manera que las veces anteriores. Cuando el agua baje, bajará la atención, al mismo tiempo que el grado de solidaridad. Lentamente, la provincia devastada se irá secando al sol y reconstruirá su húmedo orgullo. Hasta que, al poco tiempo amanezca para darse cuenta de que todo sigue igual, que nada ha cambiado y que nuevamente habrá que volver a empezar.
Santa Fé hoy en día: una ciudad entera rebalsada por la negligencia
:: El Perro 5:22 p. m. [+] ::
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:: 18.4.03 ::
Conciencia de la violencia
En los ultimos años ha tomado mayor trascendencia en los medios de comunicacion el tema de la violencia en las canchas argentinas. Pero la realidad es que se trata de un asunto ligado a la problematica social contemporanea.
Si bien es cierto que se registran mas hechos de violencia en partidos de futbol que --por ejemplo-- en los partidos de basquet, tambien es cierto que hay que tener en cuenta el marge que abarca un deporte y otro. Bien sabido es que el futbol es el deporte mas popular del pais, y por lo tanto, cuenta con el mayor numero de seguidores. Es, ademas, una actividad que nuclea a todas las clases sociales sin hacer distincion. Y por sobre todo, no hay ningun tipo de discriminacion en el ingreso a los estadios: en la popular, el patron y el empleado sufren y gozan de igual a igual. La mezcla de estos factores da como resultado un lugar al cual concurren miles de personas provenientes de cualquier zona, con cualquier grado de educacion y cargando --en la mayoria de los casos-- en sus espaldas el trajin de una vida conflictuada, con problemas economicos, laborales y familiares.
Al mismo tiempo de analizar un hecho de violencia, hay que separar bien las partes y no caer en la frase hecha "la gente esta muy loca". Detras de cualquier incidente, hay una causa. Y tristemente, de las veces que la violencia tiene lugar en un partido, la mitad de los casos se produce por motivos propios de la gente. La mitad restante pertenece al rol que cumplen los deportistas, arbitros y periodistas por igual.
Aunque suene imposible, las calenturas tipicas de un partido entre los jugadores de dos equipos pueden disparar, a la salida del mismo, el cruce de hinchadas que hasta el momentos no tenian ninguna rivalidad mas que la deportiva. Lo mismo sucede con los arbitros, quienes mas alla de tener el derecho humano de equivocarse, suelen hacer de sus actuaciones verdaderos shows, tornando a una muchedumbre que conservaba una actitud pasiva para con ellos, en una verdadera guillotina humana que clama por sus cabezas. Por ultimo queda la intervencion del periodismo, quien desde su postura de espectador divino señala que esta mal y que esta bien, quien accede al paraiso y quien debe arder en el averno del futbol.
El costado digerencial tampoco queda afuera de la repartija de responsabilidades, aunque sus efectos no se ven directamente. Su grado de incidencia no es tangible, pero existe. Si no son ellos, en su lugar privilegiado de poder hacer cosas por y para el club que aman... ¿Quien otro puede encargarse de los asuntos de seguridad y control de sus hinchas?
La solucion no es imposible. Por lo pronto cada cual desde su lugar debe aportar su granito de arena y aprender a tolerar. Son tiempos dificiles los que vive el pais, y no es para menos que su gente este este muy loca. El mensaje debe propagarse como un virus, pero benigno. Que se contagie todo del poder del ejemplo y el respeto hacia el projimo, para que las familias puedan volver a la calle sin miedo, y luego, si asi lo desean, a los estadios.
:: El Perro 10:08 p. m. [+] ::
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:: 16.4.03 ::
Iluminado
La cinta se reproduce una y mil veces en los cinco continentes y muestra siempre la misma jugada que el mundo entero conoce de memoria. Ante semejante fragmento de perfeccion, no existe un adjetivo que pinte de cuerpo entero tal obra. No hay palabra en el idioma que describa tanta belleza, ni metafora en la poesia capaz de ilustrar tanto arte.
Para los escepticos, es la prueba definitiva de que la excelencia humana es posible si existe una conviccion pura. Para los romanticos, es la verdad irrefutable de la magnitud del corazon.
La cinta se reproduce una y mil veces. Toma la pelota en la mitad de la cancha y va. Como un cometa albiceleste con una trayectoria indesviable. Surgen dos ingenuos rivales, que toscos intentan arrebatarle su tesoro. Pero nada lo detiene. Con un firulete sobre el balon los deja en el camino, atonitos. Y sigue. El sol rebota en su objetivo y lo tiñe de dorado, mas aun falta. Camuflado, desde el verde del campo salta un leon blanco en busca de su presa. Sin embargo, con un solo movimiento de cintura, la presa le deja en triste evidencia al depredador que todavia la mente es superior a la fuerza. Y continua, nada lo detiene. Su conviccion divina lo hace imparable y la distancia hasta su meta va disminuyendo.
Las almas de todo un pueblo se unen por una vez en un mismo sentimiento. Es la revancha otorgada por el destino, es la esperanza a manos de un mortal que avanza sobre las huestes enemigas a paso redoblado. No para. Un agente de inteligencia especialmente entrenado arremete inhumanamente contra su objetivo. Lejos de sentir dolor, la determinacion se incrementa alimentada por la sed de venganza. Con la gracia de una gacela, hace un toquecito pequeño, enorme, engancha hacia adentro y sobrepasa al defensor.
La suerte esta echada. Ni una alteracion en la armonia del universo seria capaz de revertir el designio.
Sabiendo que es la ultima esperanza de una nacion rendida, el arquero sale a matar o morir. Que importan los codigos de los hombres en tiempos de traicion e hipocresia. La orden del cerebro es irreprimible: detenerlo, a cualquier precio. Desde atras, un devoto mas del credo de la deslealtad se une a la infame mision de acabar con la hermosura. Pero ambos fracasan. Con su pierna mistica pasa el balon a la derecha, aunque en una milesima de segundo se encuentra nuevamente siendo mimada por el pie zurdo. Atras quedo el portero y su inutil intento de detener lo imparable. La terrible patada del restante guardian del area resulta tambien infructuosa.
Todo un pais eleva su grito de revancha hacia el cielo y el portico del paraiso se abre de un sacudon. En cada rincon del territorio argentino se huele la dulce fragancia del desquite legitimo.
La cinta se reproduce una y mil veces. Mansa y calma la pelota ingresa en el arco, como pidiendo permiso. Hacia el lado opuesto sale corriendo una figura humana, con un brazo en alto y con los puños cerrados. Se trata del hombre que tuvo una conviccion pura y una determinacion divina para realizarla.
:: El Perro 3:03 a. m. [+] ::
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